Ignacio Iriarte – Agrovoz
En los últimos siete años la relación promedio de compra/venta (ternero 180 kilos/novillito 310-390 kilos) fue la siguiente:
En enero, 27 por ciento (sobreprecio de la invernada en relación al gordo); en febrero se ubicó en 19 por ciento; marzo 17 por ciento; abril (12) y mayo (11).
En marzo se optimiza la relación con respecto a febrero, pero no todos los años, sólo en tres de los últimos siete.
En abril, en cambio, en todas las ocasiones mejora el poder de compra del invernador o “feedlotero” en comparación con el febrero previo.
En enero hay muy poca invernada y el precio del gordo aún no ha subido. Lo que habitualmente se denomina “efecto freezer”. En febrero el gordo trepa, pero todavía la oferta de terneros de destete no tiene volumen.
En marzo los valores del gordo han aumentado y empieza a crecer la oferta de invernada. En abril y mayo, en tanto, sale el grueso de la zafra, gran parte de los feedlots ya hicieron la reposición y la diferencia de compra/venta toca el mínimo del año, siempre según los registros del período 2010-2016.
Rodeo
A comienzos de la primavera pasada, funcionarios del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) proyectaron un stock de más de 54 millones de cabezas al 30 de marzo próximo. Hace un par de semanas trascendió que, de acuerdo con los datos disponibles, las existencias ganaderas no alcanzarían esa cifra. Se esperaba un incremento cercano a los dos millones de cabezas, pero el aumento no llegaría a 1,3 millones.
Habría, por lo menos, tres razones que explicarían este recorte en el aumento previsto en el stock bovino.
Faena. Desde la primavera pasada ha subido sensiblemente la faena y la extracción al rodeo. Se ha pasado de faenas que rondaron las 900 mil a 950 mil cabezas mensuales –en buena medida por los desastres climáticos– a un nivel de matanza del orden de un millón a 1,05 millones por mes.
Pasado el efecto de las inundaciones que afectaron la oferta ganadera proveniente de establecimientos en Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba y Entre Ríos, la misma se recuperó.
Se pasó de una retención muy marcada a una mucho más moderada, tendencia que persiste hasta el día de hoy. La participación de las hembras en la faena, que en el lapso julio-octubre del año pasado se ubicaba en 39 a 40 por ciento, ahora lleva tres meses por encima del 43 por ciento. En una palabra, se moderó la fase de retención.
Mortalidad. Históricamente, a falta de otro dato mejor, se ha calculado la mortandad anual normal de ganado adulto en el orden del dos por ciento.
Es muy posible que en el ejercicio abril 2016-marzo 2017, haya sido superior a ese cálculo, a causa de las inundaciones primero, y por los incendios, inundaciones y olas de calor luego.
Un aumento del uno por ciento en la mortandad significaría una merma adicional del stock cercana a las 400 mil cabezas anuales.
Destete. Si bien el rodeo de vacas habría aumentado el año pasado en más de 560 mil cabezas, el porcentaje de preñez en 2015 (parición 2016 y destete 2017) habría sido algo inferior al del año anterior, por lo que es probable que el destete 2017 aumente, pero menos de lo esperado hace unos meses.
En resumen: una mayor faena, una mayor mortandad y un destete menor a lo esperado recortarían el crecimiento del stock ganadero proyectado hace unos meses.