Cada estación del año tiene sus particularidades y, por lo tanto, cada una de ellas debe ser trabajada de un modo especial para obtener los mayores beneficios. En verano, por ejemplo, se debe producir en función del estrés calórico y en otoño apuntando al desbalance de las pasturas, lo que la hace ser una de las épocas menos productivas del año.
Desde el 2018 la Unidad de Producción Intensiva de Carne (UPIC) realiza un esquema de jornadas estacionales denominado Cuatro estaciones de la UPIC en la Estación Experimental Dr. Mario A. Cassinoni (EEMAC) en Paysandú.
El jueves 13 de junio se llevó a cabo, ante la presencia de unas 400 personas, la jornada de otoño que estuvo a cargo del director de la UPIC, Álvaro Simeone.
Con una buena carga de material práctico y tan solo un 20% de teórico, la actividad buscó dar respuesta a la producción animal en condiciones de pastoreo en otoño, una estación muy particular en cuanto a sus niveles de producción.
Simeone, explicó que en otoño, en general, las pasturas están muy desbalanceadas debido a una serie de factores vinculados a un bajo porcentaje de materia seca y una baja duración de energía-proteína.
Precisamente, mencionó que esas dos características de las pasturas, entre otros factores, generan una baja ganancia en los animales.
Es por esto que se han desarrollado soluciones tecnológicas que permiten remediar esta problemática con la suplementación con concentrados, en este caso con burlanda (DDGS), granos y cereales de alto impacto.
“Ese desbalance que tienen las pasturas está explicado en una relación energía-proteína muy baja. Tienen mucha proteína a nivel rumial y no puede ser capitalizada porque falta energía”, explicó.
A nivel de salón se discutieron estos temas y se puso sobre la mesa variadas propuestas tecnológicas que tiene la UPIC basadas, fundamentalmente, en la suplementación con granos y burlanda, diariamente o a través del autoconsumo.
En este sentido, la empresa ALUR en sinergia con la UPIC, han desarrollado una línea de investigación sobre el impacto de la suplementación con DDGS mezcla de trigo y maíz.
La segunda parte de la jornada se realizó en el campo, para que los productores sigan los temas de manera real y en el lugar que suceden las cosas.
En primer lugar, se observó un corral de terneros que evalúa el uso de la semilla de lupino, un cultivo de invierno que podría –según Simeone– estar en las rotaciones, ocupando el rol del trigo o de la cebada.
También se visitó un corral de novillos, donde se apreciaron las diferentes estrategias de consumo a través de la restricción del mismo para ver si mejora la conversión.
Una tercer parada fue el manejo de terneros a pasto suplementados con una herramienta de autoconsumo inteligente, la cual “se cierra” cuando se llega a un determinado límite de consumo de los animales.
Por último, un manejo en un raigrás de verdeo donde se evalúan las características de la producción a pasto versus corral sobre la calidad de la carne.
Todos éstos son experimentos en ejecución y los resultados se darán a conocer en la jornada clásica de la UPIC en agosto, en la que abordan diferentes problemáticas sobre temas productivos especializados en ganados de carne.
Simeone destacó el valor del intercambio de este tipo de jornadas que tienen la ventaja de desarrollarse en el lugar donde suceden las cosas.
En tanto, el especialista adelantó que, según mediciones, a las 9 de la mañana hay un 8% o 9% de materia seca. Entonces, de esa montaña de pasto que se observa, ya sea de un raigrás o una avena, el 90% es agua intracelular, aunque parezca que sea sólido.
En ese sentido, informó que esas pasturas tienen un 70% de digestibilidad y un 17% de proteína cruda, aunque la realidad sea que, en producción, el animal gana por debajo de lo esperado.
¿Qué soluciones hay?
Una puede ser mediante la suplementación con grano de sorgo, grano de maíz o grano de cebada. Con un 50% de grano de sorgo y un 50% de grano de trigo, se gana aproximadamente el 1% de peso vivo.
Eso hace que el animal pase de 400 gramos a 1,3 kilos aproximadamente.
“Si yo le doy cuatro kilos a un novillo que pesa 380 kilos en base fresca y gana un kilo más cuatro, me da una eficiencia de conversión de 4/1. Suponiendo que el grano cuesta US$ 200 puesto, eso me da un costo de producción de 80 centavos de dólar con un novillo gordo que hoy vale en pie US$ 1,80 aproximadamente. La cuenta económicamente es muy positiva”, aseguró el especialista.
Finalmente, Simeone apuntó que, en este caso, la respuesta a la suplementación en otoño es “muy consistente” y constituye una “certeza tecnológica”.
“En ese caso nuestra recomendación sería no esperar a que caigan las primeras heladas y que se consolide el invierno para suplementar con cualquier concentrando energético, si no que comenzar a hacerlo antes, en los primeros pastoreos, sobre fines de marzo o principios de abril”, concluyó.
Por: Manuela García Pintos para ForoRural