El éxito reproductivo del próximo entore en la categoría de vaquillonas podría estar en juego, principalmente para los sistemas criadores ubicados en el norte del país donde la seca golpeo más fuerte y la producción forrajera se vio afectada notoriamente, provocando también una baja en el desempeño productivo de los animales.
Frente a esta problemática y teniendo en cuenta que durante los meses de invierno la producción se ve aún más comprometida. ¿Qué decisiones podemos tomar para evitar sorpresas a futuro? A continuación les compartimos la reflexión del Dr. Guillermo de Nava, quien hace referencia a este tema y nos comparte algunos ejemplos sobre los resultados obtenidos a campo.
Quizás la primera pregunta que deberíamos hacernos es: ¿Cuántos animales llegan ciclando al primer entore?
La figura 1, muestra los reportes de los veterinarios en el Taller de Gestación de Treinta y Tres para la tasa de preñez en la categoría vaquillonas en los últimos 9 años. Puede verse que la tasa de preñez varió entre 80,6% y 87,7% para este período, con una preñez promedio de 84,7%. Este comportamiento indica que aún hay espacio para mejorar la tasa de preñez que se alcanza en las vaquillonas. La razón más frecuente, según nuestra experiencia de campo, por la cual esta categoría no logra mejores tasas reproductivas es porque una proporción relativamente alta de ellas no llega ciclando al inicio de la estación reproductiva.
Una herramienta para saber cómo venimos y tomar decisiones a tiempo
En estos días, nos pidieron que evaluemos un grupo de unas 800 vaquillonas de 1 a 2 años, en una estancia ubicada en el norte de nuestro país, en una zona muy castigada por la sequía. La idea es proceder a un manejo nutricional diferencial de acuerdo a la categorización de las vaquillonas para que lleguen la máxima cantidad posible ciclando a fin de noviembre, cuando recibirán servicio.
La Figura 2 muestra los hallazgos de esta evaluación reproductiva. Encontramos una proporción alta de vaquillonas que están bastante lejos de comenzar a ovular. Como entiendo que esta situación, en mayor o menor medida, se debe estar dando en muchos predios en esta parte del país, comparto los hallazgos de este trabajo.
La administración de esta estancia está prestándole atención al tema, y los resultados indican que es necesario hacerlo. El score de Anderson o score de evaluación del tracto reproductivo evalúa el desarrollo uterino, así como el tamaño y las estructuras presentes en los ovarios. Los mejores scores son 4 y 5, que puede considerarse como presentes en vaquillonas que están ya ciclando. Las vaquillonas con scores de 1 a 2, están bastante lejos de comenzar a ciclar.
Alcanzar una gran proporción de vaquillonas ciclando al inicio del servicio es una de nuestras metas en el manejo reproductivo. La concentración de preñeces en los primeros días de la estación reproductiva es básico para que los vientres alcancen un patrón de parición compatible con una buena habilidad de permanencia en el rodeo y buenos pesos de terneros al destete.
Qué decisión y estrategia de alimentación tomar para lograr levantar las deficiencias dependerá de cada establecimiento en particular, pero creemos que disponer de la mayor cantidad de información posible y poder tomar decisiones a tiempo es clave cuando buscamos maximizar los kg de terneros logrados por hectárea.