Salimos de una selección desde el modelo empírico donde usamos la mirada de puntos del animal con buenas correlaciones con la performance, que funcionaba parcialmente (donde lo más lindo nunca fue el más productivo), hacia el uso de los EPD que agregó más informaciones, pero con un empleo muy frágil y sin repetibilidad. Los hijos de los toros con buenos EPD tendrían que generar avances genéticos, pero cuando miramos las tendencias genéticas en casi todas las razas, la evolución es mínima. Ahora llegamos en la genómica y pensamos que es la solución.

Nos olvidamos que antes de todo eso hay un animal con 4 patas, con rumen, una estructura corporal que es visible y que no puedo dejar de lado para utilizar solamente un criterio genético.

Pienso que hay que considerar una mezcla de criterios de selección: un buen ojo y mirada del técnico, un EPD que tenga buena correlación y consistencia (accuracy) para el parámetro de productividad que necesitamos y agregar las informaciones genómicas que son acreditadas y reconocidas para una característica en particular.

Ocurre que el seleccionador de ganado hoy no utiliza lo bueno que hay en cada estrategia de elegir los mejores reproductores, sino que usa más el criterio de la moda. Por eso, hay pocos datos de EPD que se repiten en el campo. No hay modelos matemáticos con capacidad de sacar fuera los grandes efectos del medio.

Así el mejor toro de papeles no siempre produce los mejores terneros. Por fin, pienso que la vieja zootecnia inglesa sirve aún. Evaluar, medir, descartar, mirar y agregar algo más actual para elegir los mejores, no sacando los peores, porque eso no es selección y si descarte.

Las exposiciones no creo sean el ámbito en el cual se debería seleccionar genética para producir carne, por tratarse de ambientes sumamente artificiales de crianza de reproductores. Pero preparar bien en ambiente artificial un toro no me preocupa, si antes tenemos una etapa de su vida que pueda competir entre el grupo contemporáneo en las condiciones básicas del sistema promedio de producción. Después de esta evaluación, no hay problema que el toro consuma oro.

Tendríamos que medir más datos de la res en el gancho y agregar más y más informaciones de rendimiento en cortes, de eficiencia de conversión a pasto, longevidad de permanencia dentro del sistema, adaptación a las restricciones sanitarias y nutricionales para sacar fuera quien no se mantiene bien bajo condiciones de estrés.

Cuando empecemos a seleccionar por adaptación, vamos a mantener animales más rentables para los promedios de los ambientes.

El autor es Médico Veterinario, con especialización en Sistemas de Producción Animal en el IAMZ -Zaragoza, maestría y doctorado en Zootecnia por la Universidad Federal de Rio Grande do Sul y profesor de la Universidad Federal de Río Grande del Sur, Departamento de Zootecnia de la Facultad de Agronomía.