El monitoreo del entore, una de las tecnologías reproductivas que permiten, entre otras cosas, una evaluación genital de todas las vacas paridas, llevada a cabo al comenzar el segundo mes de preñez para categorizar su estado fisiológico y determinar si ya están preñadas, continúa siendo una herramienta eficaz para asegurarse las preñeces.
Según confirmó a El País Guillermo de Nava Silva, uno de los profesionales especializados en tecnologías de la reproducción con una amplia experiencia en la materia, el 42,3% de las vacas que revisó sobre un total de 10.902 vacas con cría al pie en 13 establecimientos de Artigas, Salto, Paysandú, Tacuarembó y Cerro Largo, “estaban aún en anestro (sin presentar celo) al ser revisadas”.
De Nava dijo que ese fue uno de los hallazgos que caracterizó el monitoreo del entore 2016/17.
“Las vacas que se encontraron en anestro profundo, el 25,8% de los vientres evaluados, superaron a las que estaban en anestro superficial, que era el 16,5% del total”, agregó el profesional. A su vez, destacó que 20% de las vacas evaluadas ya estaban preñadas de los primeros días del entore.
El anestro posparto en los rodeos de cría es un factor limitante para alcanzar mejores desempeños reproductivos tanto para Uruguay (Rovira, 1973; Geymonat, 1985; Quintans, 2000) como para otros países con sistemas de producción más intensivos (Wiltbank, 1983; Montomery, 1984; Short y col., 1990; Day, 2004). Esa falta de celo está determinada principalmente por una pobre nutrición energética hacia el fin de la gestación y al efecto negativo del amamantamiento del ternero sobre el reinicio de la actividad sexual posparto, lo que reduce las probabilidades de preñez (Short y col., 1990).
Problema
De Nava explicó que otro de los hallazgos de este año fue “una regionalización en la incidencia del anestro, con una mucho menor incidencia de vacas sin ovular en los predios ubicados en Tacuarembó y Cerro Largo, en comparación con aquellos localizados en el litoral norte, en donde la incidencia del anestro fue bastante mayor”.
En el norte el invierno fue duro y los ganados lo pasaron mal y eso hoy se está pagando.
Complementariamente, en el trabajo del profesional citado se observó “una cantidad inusualmente alta de reproductores (toros) con yagas prepuciales en la mayoría de los establecimientos, independientemente de su ubicación”.
Pasto
Los datos están mostrando que “la incidencia del anestro (falta de celo regular en la vaca), y particularmente del anestro profundo, fue relativamente alta en comparación con otros años”, dijo de Nava.
Aclaró que “es difícil saber si los establecimientos en los que realizamos este Monitoreo de Entore constituyen una muestra representativa de la realidad de todos los predios criadores de la región. No obstante ello, estos hallazgos nos permiten afirmar que en muchos rodeos, el abundante crecimiento de pasturas ocurrido fundamentalmente durante el presente mes de enero, no se logró reflejar positivamente en el estado fisiológico de las vacas con cría al pie”. Por eso, aclaró que en estos rodeos “no debería esperarse tasas de preñez finales muy por encima del promedio de los últimos años. La influencia beneficiosa de la oferta de forraje de este mes podría llegar a darse en febrero”, dijo.