No siempre se tiene el privilegio de participar en eventos que generan hacia el futuro secuelas permanentes. Esa es mi sensación después de tener el honor de moderar una mesa redonda convocada por ForoRural para discutir la sintonía entre, la orientación de las empresas proveedoras de genética bovina por un lado y la de los usuarios de este insumo a nivel de productores por otro.
A esto nos convocó la organización cuando ForoRural invitó a participar al Dr. Guillermo de Nava, un observador privilegiado en el uso de este factor de producción, al Ing. Agr. Carlos Guinovart como representante de una cabaña líder en el suministro de recursos genéticos y al Ing. Agr. Diego Gimeno desde su especialización y experiencia académica.
El intercambio discurrió hacia un punto álgido y divergente entre ambos lados del mostrador que podríamos resumir en lo que uno y otro entiende como genética de alto valor. Más específicamente, el centro de la discusión fue la desatención que existe a juicio del desafiante, el Dr. De Nava, a los aspectos relacionados con la fertilidad. Para el profesional, la búsqueda de un animal de mayor crecimiento termina generando un biotipo de mayor tamaño, con bajo contenido graso y con mayor producción de leche, todo lo cual por vía de una baja adaptación termina retrayendo la función reproductiva en esta genética.
Del lado de la empresa y de la academia respectivamente, los Ingenieros Guinovart y Gimeno nos contaron sobre la complejidad y número de factores de producción haciendo ruido sobre la expresión de la fertilidad. Claramente a diferencia de otras características, la fertilidad no tiene en el mejoramiento genético su moderador exclusivo. Es posible arreglar con altos planos alimenticios o con bajos requerimientos problemas de preñez o precocidad sexual.
El tema, como era de esperarse, no terminó en un laudo y por el contrario, todo lo que quedó en el público asistente fueron preguntas centrales e históricas de nuestra ganadería.
La naturaleza nunca trabajó a favor de una elevada fertilidad. Un animal preñado o parido es un animal frágil por lo que la parición del vacuno en buen estado es el primer paso para sobrevivir a los enemigos naturales o contingencias climáticas extremas. Un ternero cada dos años es, desde el punto de vista de la sobrevivencia de la especie, una performance más favorable que uno por año. Eso seguramente está atrás de nuestra discusión actual y no deberíamos extrañarnos de que el tema no tenga una solución evidente.
En estas discusiones, se plantea por detrás del punto específico, el contexto en el que será aplicado el mejoramiento genético. Tenemos como realidad, el hecho de que cada maestrito puede tener su librito. Esto para mí es un síntoma flagrante de una adolescencia tecnológica y no se asemeja en absoluto a la realidad de otros ganaderos potentes como Nueva Zelanda, Australia o Argentina. La razón de esta diversidad en mi opinión está en una política de investigación y extensión inadecuada a las necesidades de la ganadería. En ese mar de alternativas es difícil discutir el rol de la genética per se en los sistemas de producción sin definir previamente que parte del resultado de la preñez lo intentaremos resolver por la vía de un mejor nivel alimenticio o un menor requerimiento. En ese mismo marco, las cabañas se ven obligadas a segmentar su mercado en una infinidad de niveles con situaciones en las que la fertilidad pueda ser un detalle menor a situaciones donde sea el nombre del juego. No tenemos claramente, un menú de alternativas para una cría razonable dentro de nuestra ganadería. Quien sabe esta polémica no sea el comienzo de una forma de encarar la ganadería con una mayor racionalidad.
Un muy interesante tema, pero particularmente este , un muy pobre artículo que no deja absolutamente nada
Atilio, este artículo forma parte de una serie de artículos que iremos publicando, sobre lo que nos dejó el evento realizado por ForoRural: Mejoramiento genético, desafíos y realidades para la cría bovina.
Este caso en particular, el Ing. Agr. Pablo Carrasco (moderador del evento) relata su visión y punto de vista acerca del mismo. Lamentamos no haber colmado sus expectativas, lo importante de cada intercambio es tratar de cosechar lo que a uno le sirva y desechar lo que no.
Lo invitamos a que siga esta secuencia de artículos, quizás luego de toda la cobertura, se lleve puntos positivos y productivos que le resulten interesantes. En fin, ese es el objetivo de los contenidos de ForoRural.
Coincido plenamente con el comentario, desde el punto de vista natural, en que la fertilidad pesa poco como característica para su progreso genético. Todo reside en cual debería ser el objetivo del productor y si ese está claro, y es producir la mayor cantidad de kg. de carne por unidad de superficie, el % de preñez como indicador de fertilidad no debe transformarse en un objetivo, sino mantenerse como lo que es. Solo una variable mas dentro del esquema de producción. A titulo de ejemplo, y solo para iniciar con la punta de la madeja, vemos que la producción por vaca sería con 0,8 de destete (80% marcación) y un peso de 150 kg = 120 kg. mientras con 0,65 y 200 kg = 130 kg. Si a esto le sumamos que en el primer caso quedan 0,2 vacas sin ternero, (probablemente gordas) debemos agregarle 0,2 x 450 kg= 90 kg. Total 210. En el segundo caso, nuestro productor clasico, son 0,35 x 450 = 157 kg. Total 287. La limitante es que si dejamos las vacas falladas en el campo y no se venden, al no realizarlas, no pesan en el ingreso, vendamos la falladas, gordas, y reemplacémoslas por vaquillonas preñadas. Hoy el precio es casi el mismo.