“El Chaco es lo que nosotros hemos definido como una zona muy atractiva para invertir, por la simplicidad, por el potencial y por un conjunto de variables que lo hacen incomparable”, expresó Rodrigo Artagaveytia, director de Everdem; quien hace casi dos décadas decidió probar suerte en tierras chaqueñas.
En una charla muy amena y sumamente interesante, este productor agropecuario uruguayo, con espíritu emprendedor y visión empresarial, compartió su experiencia en el Paraguay con ForoRural, país que no para de sorprender a quienes deciden apostar por él.
“Hace 18 años la situación era muy diferente. Gran parte del territorio era campo virgen. Nadie iba a Paraguay, porque no creían en él. Poco a poco, comenzó un proceso de transformación de sus tierras que fue evolucionando rápidamente y hoy tiene un porcentaje muy importante ya desarrollado o en vías de desarrollo.
¿Por qué Paraguay? ¿Cómo fue el camino recorrido?
—Me fui a Paraguay, primero, por vínculo familiar; mi padre tenía campo en Corrientes, mi tío en Mato Grosso. Siempre escuché que el trópico, con sus zonas calientes, era espectacular. Tuve la posibilidad de conocer Paraguay a través de la Asociación Rural del Uruguay (ARU) y de las exposiciones y me gustó mucho: sentí que era un país de oportunidades. Me vinculé con muy buena gente y entendí que se podía, que no era ninguna locura y que Paraguay no era lo que la gente creía.
En Paraguay hay gente formal e informal y gente seria y no tan seria, como en cualquier país. Entonces, si te vinculás con la gente correcta la cosa funciona. No hay misterio. Si trabajas con un buen escribano, si te asesorás con un buen agrónomo y si te juntás con la gente que está para laburar en serio, trabajás igual que en otro país. Eso fue lo que vi y fue lo que me gustó y me tentó. Eso fue lo que me ayudó a largarme y llevar gente para allá. Lo viví y lo sentí.
¿Cómo fueron tus primeros años en Paraguay?
Los primeros años fueron duros porque todo lo que parecía fácil no fue tan fácil. El gran error que cometí fue subestimar mi falta de conocimiento del país. Me resultó difícil, no porque lo fuera, sino porque no me preparé para tremendo desafío. Me fui a la guerra con un escarbadientes. En realidad tenía mucho más que un escarbadientes, pero me faltaba algo muy importante, conocer a la gente y tener un equipo, como el que tenemos hoy. En su momento supe ver lo fácil que era, pero no supe valorar mis deficiencias para enfrentar lo que se venía. Me metí en proyectos grandes: sin equipo y sin conocer a la gente. Sin saber quién es quién. Quién es bueno y quién es malo. Cuál contratista cumple y cuál no. Entonces hubo mucha prueba y error.
Pero sí tuve siempre a mi lado, y eso fue una acertada, es a mi familia. Llegué con mi señora Inés y mis cuatro hijos chiquitos. Todo un desafío y todo un apoyo. Fue el equipo más firme y sólido que he tenido y tengo. Llevar adelante un proyecto como este sabiendo que a tu lado hay una mujer que siempre va para adelante y que siempre te apoya no tiene precio. La historia hubiera sido otra si ellos no hubieran estado.
En el trabajo tuvimos algunos fracasos y muchas dificultades, pero siempre sabiendo que al final del día el atardecer iba a ser espectacular. Sabiendo siempre que ‘lo positivo’ está ahí y que con perseverancia y trabajo, lo bueno llega.
El país es positivo. El Chaco es positivo. La tierra, la productividad, la producción de carne y la gente. El gobierno y los mercados son positivos. Todo suma y hace que sea un conjunto que vale la pena.
Con el tiempo logré formar un equipo y la empresa se fue desarrollando y creciendo en diferentes áreas. Primero, empezamos con la venta por pantalla -una verdadera novedad en ese entonces-, después, incorporamos la venta de tierras. Convencidos de lo que era el Chaco y su potencial comenzamos a llevar gente, fuimos dando pasos firmes y constructivos, con la seguridad que daba para más. Es tanto lo que hay por delante y lo que se puede hacer que hoy, después de 18 años, diría que esto recién empieza. Es lo que me apasiona todos los días.
¿Cómo es producir hoy en Paraguay?
—La realidad del Paraguay que conocimos es una, y la del Paraguay moderno –que no es solo el Chaco– es otra. Día a día el país crece porque cada vez se trabaja mejor. En nuestro rubro crece la producción de carne, crece la exportación, aumentan los mercados y ver novillos de cinco años que antes era normal ha dejado de verse.
Paraguay se va aggiornando, cada vez es más eficiente, maneja mejor la pastura, hay gente más preparada, trabaja mejor en genética, hay mayor inseminación a tiempo fijo, los toros que se usan vienen de programas de mejoramiento. Todo esto es un paquete que va cada vez más lejos. Entonces, el Paraguay moderno trabaja y produce como en cualquier otro país.
Es muy importante conocer, entender y respetar su idiosincrasia. Las cosas son como son por algo. Una vez que entendés la idiosincrasia, la gente, y el porqué de cada cosa, es mucho más fácil. Es más sencillo vivir, convivir y compartir cuando se entiende la esencia del país.
¿Cuál es la impresión de un uruguayo que conoce por primera vez el Chaco?
—La frase célebre que define a un uruguayo que llega por primera vez al Chaco, zona donde abundan las pasturas, es: ‘che, acá falta ganado. A esto le faltan bocas’. Y en realidad no es así, porque en las tierras paraguayas administras la abundancia. En Uruguay, es común que pasemos los inviernos con los campos pelados, y administramos la escasez. En el Chaco se manejan los campos con mucho pasto y tiene que ser así. El chaqueño no sabe si sus animales son de dos o cuatros dientes, ni si están abajo o arriba, no boquean, no miran lo dientes. A la vaca no se le gasta el diente porque viven comiendo abundancia.
Esto se debe principalmente: al manejo, pero la gran producción de estos pastos se da por el clima, el tipo de suelos y su excesiva fertilidad; son pasturas de muy alta producción. En nuestro país una pradera produce 8.000 kilos de materia seca, en Paraguay cualquier pastura produce entre 14 y 16.000 kilos.
Como empresario, ¿cómo es Paraguay para invertir?
Invertir en Paraguay es muy sencillo, mucho más de lo que la gente cree. Pero, como todo negocio, hay que saber cómo hacerlo.
—Los números son previsibles, los presupuestos son previsibles, los esquemas de trabajo son sencillos, ya que las variables que están en juego no son tantas. En cuanto a los mercados, Paraguay tiene la misma estabilidad, o inestabilidad, que hay en Uruguay. Es un país absolutamente insertado en el mundo globalizado: libre exportación y que comercializa para muchos mercados. La industria frigorífica ha crecido mucho, tanto en capacidad de faena como en calidad. Funciona igual que acá. Hablando de ganadería, en lo que respecta a la compra de invernada y gordo, es similar a nuestro país.
Arrancas con suelos mucho más baratos y de productividad mucho más alta. Lo cierto es que los costos de producción son mucho menores y esto es lo que termina siendo la gran diferencia.
Repito algo que me dijeron hace muchos años: “lo que pisa una vaca tiene que valer lo mismo en los diferentes lugares del mundo”; es decir, la vaca en el Chaco pisa una hectárea productiva que vale 1.700 dólares y produce 160 kilos de carne por hectárea, mientas que en Florida (Uruguay), la vaca pisa un campo de 3.000 dólares y produce 90 kilos por hectárea. Entonces, vale casi el doble y produce la mitad. La diferencia es de tres a cuatro veces. Esa brecha enorme entre Uruguay y Paraguay no tiene sentido y es lo que tiene que achicarse.
Hace 10 años la gente iba a Paraguay solo a comprar tierras baratas. Hoy también va a comprar tierras a menor valor, pero hace la cuenta, conoce los números productivos y el negocio productivo le resulta más tentador.
En lo que refiere al traslado de dinero de un país a otro, ¿existe algún tipo de restricción o límite?
—Paraguay es un país libre, absolutamente libre. No hay ningún tipo de restricción en ese sentido. Lo único que hay que hacer es demostrar es el origen del dinero, como en cualquier lado. Podés mover la plata de allá para acá sin ningún tipo de inconveniente.
¿Todavía hay oferta de tierras en Paraguay?
Hay oferta de todo tipo, tierras vírgenes, otras más desarrollados, campos con más y menos infraestructura, estancias en funcionamiento, todo, la oferta es grande y variada.
Todavía hay más de dos millones de hectáreas para desmontar, respetando las leyes ambientales, que exigen dejar el 50% del monte en pie. Paraguay tiene todavía más de dos millones de hectáreas para crecer.
Actualmente, ¿cuáles son los precios de referencia de una hectárea?
—Quien compre hoy una hectárea virgen en Paraguay encontrará campos desde 280 dólares hasta 600 dólares, dependiendo del tipo de suelo, logística, zona, entre otras variantes. Ese mismo campo productivo se encuentra entre 800 y 1.500 dólares la hectárea total. Sin embargo, hay que tener en cuenta que la mitad al ser monte no produce, entonces en realidad la hectárea productiva vale el doble, aproximadamente 1.600 dólares.
Considerando el tipo de emprendimiento y de inversión, sin duda la confianza resulta imprescindible, ¿cómo la experimenta el cliente de Everdem?
Sin dudas que en este tipo de emprendimientos la confianza es todo. Partir de un buen proyecto financiero con la mayor exactitud en los números.
El orden y la transparencia con la que nos manejamos contribuyen a fortalecerla. Esto está presente en cada una de las áreas de trabajo, porque en Everdem, además de la compra y venta de campos, realizamos un servicio integral. Nos encargamos de la administración y explotación de los campos, por lo que no es necesario que el cliente vaya a Paraguay. Le resolvemos todo, absolutamente todo.
Luego de tantos años y camino recorrido en el Paraguay, ¿cuál dirías que es la especialidad de Everdem?
En el correr de estos años muchas tierras paraguayas pasaron de ser vírgenes a ser campos desarrollados. Hoy en día el mercado cuenta con un porcentaje importante de éste tipo de predios , otros que están desarrollados a medias y otros no están desarrollados. La realidad es que quien compra una tierra virgen y la transforma en un campo productivo tiene un diferencial de precios muy grande, pero “cómo hacerlo” es el gran desafío; y en esto somos especialistas, diría más, somos expertos y no depende de uno, somos un gran equipo. Somos ese equipo que me hubiera gustado tener hace 18 años cuando vine. Hoy lo tenemos, y ese es nuestro diferencial. Tenemos mucha experiencia y sabemos cómo hacerlo y además, lo hacemos bien.