En Cañada Rosquín, en una jornada del Ipcva, un grupo de expertos destacó los buenos márgenes del negocio de los novillos y la diversificación que aporta a los planteos productivos.
Las vacas y los novillos comienzan a recuperar hectáreas en la zona núcleo. En la tendencia no solo influye la coyuntura más favorable para el negocio ganadero -en lo económico y en lo político- sino también la necesidad de diversificar el esquema productivo (para compensar las oscilaciones en las cotizaciones de los granos) y sumar nutrientes a suelos que vienen castigados por los años del “refugio en la soja”.
Esta fue una de las conclusiones de la jornada que organizó el Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (Ipcva) en Cañada Rosquín (en Santa Fe), una localidad que está 140 kilómetros al norte de la ciudad de Rosario.
“Es una zona bien agrícola, pero lo interesante es que está volviendo la chacra mixta y cada vez hay más vacas y novillos. Por eso no es casual que Agricultores Federados Argentinos (AFA) haya inaugurado una feria ganadera aquí”, destacó Ulises Forte, presidente del Ipcva, en una entrevista con Clarín Rural.
En la jornada a campo, que se desarrolló en el establecimiento “Adita María”, se analizaron los márgenes del negocio ganadero, las recomendaciones para producir pasturas de alta calidad y las perspectivas del negocio de la carne, tanto en el mercado interno como para la exportación.
El asesor y productor Juan Pablo Russi, que es ingeniero agrónomo y doctor en Ciencias Veterinarias, explicó las ventajas de la integración entre la ganadería y la agricultura desde el punto de vista de los números. “Hoy está claro que conviene, más allá del margen que es muy bueno, también supone ventajas impositivas y comerciales”, insistió.
El especialista reconoció que el “cuco” es el costo de oportunidad de la tierra, pero que se puede “diluir” a partir del desarrollo de un sistema intensivo, con recría en pasturas de alfalfa y con una carga animal de 3 o 4 animales por hectárea. “El ciclo completo, además, ofrece tres oportunidades de comercialización: los terneros en marzo, la recría en septiembre o octubre y la terminación en marzo”, indicó.
Juan Ibarlucea, experto en pasturas del INTA Roldán, admitió que con esta calidad de suelo (clase 1) es imperativo aspirar a pasturas de máxima productividad para que el esquema se pueda integrar con la agricultura. Se refiere a alfalfas que en tres o cuatro años generen unos 26.000 kilos de materia seca por hectárea.
La vuelta de la alfalfa y también de la festuca, una pastura que recomendó implantar de Cañada Rosquín hacia el sur, tiene varias ventajas desde el punto de vista agronómico. “Hay un efecto mejorador del suelo muy significativo por el sistema radicular profundo de la alfalfa y porque incorpora nitrógeno”, recordó.
También dijo que es una excelente herramienta para bombear agua en un momento en que la napa está muy alta por las intensas lluvias de los últimos meses. “También genera un impacto positivo desde el punto de vista ambiental, porque son necesarias menos aplicaciones, en el control de las malezas, porque se rotan los herbicidas, y hay una menor extracción de nutrientes, ya que está el aporte de los animales que están en los lotes”, indicó.
Adrían Bifaretti, jefe del Departamento de Promoción Interna del Ipcva, se enfocó en el consumo interno de carne. “En el primer cuatrimestre fue de 57 kilos anuales por habitante, un kilo menos que en el mismo período del año pasado. En la tendencia influye la caída generalizada en el consumo”, explicó.
En los últimos quince años se acortó la brecha entre la carne y el pollo. “Los argentinos pasaron de comer 20 kilos de carne aviar por año a cerca de 40 kilos en la actualidad, por la competitividad del precio”, precisó. Es que en el 2006, con un kilo de asado se compraban dos kilos de pollo y ahora se pueden conseguir tres kilos.
El aumento del precio de los cortes cárnicos, que ahora crece a menor ritmo que en la inflación (si se compara mayo de este año con el mismo mes de 2016 el incremento fue del 17%), influyó sobre los consumidores. “Hace diez años, el 30% de la población comía carne todos los días y en la actualidad esa cifra es del 15%”, aseguró Bifaretti.
Pero no se proyecta que el asado y el lomo sigan perdiendo terreno. “Es que los argentinos son fanáticos de la carne y está muy ligada a nuestra cultura”, planteó el especialista.
Jorge Torelli, consejero del Ipcva, señaló las muy buenas oportunidades que hay para la carne argentina en el mercado externo. “Hoy China es el principal cliente, por ahora con carnes congeladas, pero hay posibilidades de crecer en los cortes premium en las grandes megaurbes del gigante asiático”, aseguró.
Además indicó que países como Filipinas, Tailandia, Vietnam y Singapur, a los que ya exporta la Argentina, son destinos muy interesantes. “Otra prioridad es ingresar a Estados Unidos, porque es un mercado clave y también la puerta de acceso a los países del Caribe y a Canadá, que es un importador relevante”, remarcó Torelli.
El consejero del Ipcva adelantó que en 2018 la cadena de la carne argentina va a contar con 250.000 toneladas más de carne disponible para exportar, por las inversiones que se realizaron a partir del nuevo escenario político y económico. “Son los primeros frutos de las medidas que tomó el Gobierno y esperamos un crecimiento mucho más significativo a partir de 2019”, concluyó.