Producimos tanto agricultura como ganadería junto a inversores, aunque estos últimos años le hemos estado dando mucha importancia a la ganadería. De hecho, siempre asignábamos más del 90% de las inversiones a la agricultura y hoy es al revés.
Si bien hubo años muy buenos para la agricultura, el precio de los alquileres, la fluctuación de precios y el clima atentaron bastante contra la sustentabilidad del negocio. Un año se ganaba mucho y otro se perdía. Esto nos hizo buscar un poco más de estabilidad y tratar de manejar un poco más las variables de producir al aire libre.
Así, pasamos hectáreas a la ganadería, sobre todo en zonas del oeste de la provincia de Buenos Aires. Hemos pactado alquileres a largo plazo comprometiéndonos a acomodar los campos (alambres, molinos, corrales y mangas) para tratar de producir la mayor cantidad de carne por hectárea. Sobre la base de pasturas de alfalfa, silo de maíz y sorgo manejamos altas cargas por hectárea. En las mejores partes de los campos hacemos la recría y la agricultura y en las partes más flojas hacemos la cría.
Uno de nuestros objetivos es producir vaquillonas preñadas. Vendemos los machos y tratamos de quedarnos con las hembras, entorarlas a los 15 o 22 meses y luego venderlas o sumarlas al plantel de madres. También compramos terneras hembras para recriarlas y venderlas preñadas.
Esto genera una alternativa interesante para el inversor, ya que además de participar en un negocio productivo, las perspectivas son favorables a largo plazo. Básicamente, el inversor invierte el dinero para la compra de una cantidad de terneras que cuando sean vendidas obtendrá una renta o podrá elegir repetir el ciclo comprando más animales.
Algunos datos. El precio de compra de una ternera es de aproximadamente $ 6500 y el de venta de una vaquillona con garantía de preñez es de $ 14.000 Tratamos de obtener una ganancia de peso diario de 450/500 gramos para llegar a entorarla con más de 300 kilos de peso. También podemos utilizar inseminación. Si hablamos de renta, podemos decir que estamos en alrededor del 30% anual en pesos.
La ganadería, por supuesto, tiene sus riesgos, pero es claramente más estable, y analizando períodos largos de tiempo (10 años) le pelea perfectamente a la agricultura, aun en las mejores zonas.
Por eso, desde hace unos años comenzamos un proceso de inversión en ganadería, teniendo en cuenta que el sector estaba muy deprimido pero entendíamos que iba a repuntar y que a futuro habría buenas oportunidades.
Todo esto lo hacemos con capital propio y de terceros que nos acompañan desde hace tiempo. Es un muy buena opción de inversión dentro del agro, quizá menos rentable anualmente que la agricultura, pero más sustentable y menos riesgosa. Tenemos más de 3500 cabezas en este momento.
Por Guillermo Villagra – LA NACIÓN
El autor es socio de Openagro