Si tuviéramos que predecir cómo será la ganadería dentro de 30 años, seguramente cada uno de nosotros podría dejar volar su imaginación y las respuestas sin duda serían una más interesante que la otra, probablemente muchas de ellas estarían relacionadas con drones, aplicaciones, máquinas o inventos que nos permitan trabajar menos y mejor, y en su mayoría la idea de fondo sería la misma: tecnologías que nos permitan ahorrar tiempo y ser más eficientes en cada uno de los procesos.
Sin embargo, cuando miramos 30 años hacia atrás, vemos que la fotografía en cuanto a resultados no ha cambiado tanto, y en muchos establecimientos la tecnología implementada no ha logrado que los indicadores productivos hayan avanzado considerablemente, probablemente muchos productores no se hayan adaptado al cambio o hayan optado por no cambiar, pero lo cierto es que la ganadería de hoy en día no difiere mucho a la de los años 90.
Por otra parte, hoy surge un nuevo inconveniente y la realidad es que luego de cada traspaso generacional, los campos cada vez son más pequeños y existe la necesidad de producir más o por lo menos lo mismo que antes pero en una menor área, lo que nos obliga buscar nuevas alternativas de producción, cambiar la gestión o innovar con productos que nos faciliten el día a día para poder seguir viviendo en y del campo.
Un claro ejemplo de esto es el caso que compartimos a continuación, donde la innovación surge principalmente por la falta de tiempo, y cambiar era el único camino posible para volver a la ganadería y salir del sistema de arrendamiento agrícola.
Innovador por naturaleza, y con muchas ganas de trabajar pero no de pasar trabajo, Pablo Etcheberry fue inventando herramientas para ser lo más eficiente posible, ganarle tiempo al tiempo y simplificar el trabajo de tal manera que lo pueda realizar él, el Neo, la abuela Feli o cualquier hijo o sobrino.
La ganadería del futuro: un sistema a prueba de niños y jubilados, armado de forma simple con herramientas sencillas y livianas, basado en la eficiencia de los procesos y teniendo en cuenta que en los pequeños detalles podemos hacer la diferencia.
Si invertimos una hora de nuestro tiempo en realizar algo que a partir de mañana nos va a simplificar nuestro trabajo 3 minutos, esa “inversión” de tiempo se va a “pagar” en solo 20 días y a partir de allí, será tiempo ganado por el resto de nuestros días.
Estas varillas hace años iban en nuestra falda, perdíamos algunas, volvíamos a buscarla, teníamos que apoyarlas atrás cada vez que queríamos clavar una, etc.
Hoy entran 20 en este rack, o están en el cuatri o están colocadas en la parcela ya que 20 son 500 metros de parcela.
Si nos dedicamos a ver qué es lo que todos los días nos lleva 2 o 5 o 10 minutos en nuestros campos, encontraremos infinidad de cosas a mejorar (tranqueras que arrastran, puentes de alambre, cadenas de tranqueras que no llegan al gancho, el electropiolin gastado que se corta, las varillas que se doblan, las varillas cola de chancho que se enganchan entre sí, etc)
Cuando queremos acordar nos dimos cuenta que en poco tiempo, podemos descubrir y simplificar nuestros trabajos diarios en una hora, y acortar una hora por día significa acortar 45 días al año de 8 horas cada uno.
Nosotros gracias a estas “cositas simples” y por pensar de esta manera, hemos pasado a que este manejo tan intensivo nos lleve entre 1:30 y 2:30 horas por día, y la diferencia más grande es la de pasar a “TENER QUE ESTAR” todo el día en el campo, a “ELEGIR ESTAR” todo el día en el campo.
Manejamos nuestra actividad, nuestra actividad NO nos maneja a nosotros, somos dueños de nuestro tiempo.
Esto es lo que se conoce como tecnología de procesos, la más simple y la más rentable.
«Está foto significa más para mí que una abuela trabajando con su nieto.
Al verla, me imagino si en el 1960 el bisabuelo Issac hubiese tenido un celu con cámara…en ese momento y lugar, seguramente hubiera plasmado ese momento con su nieta Felicitas, en un rincón similar, con los animales atrás como tanto le gustaba, tal vez en el mismo campo, o tal vez hubiese sido en algún rincón de mis tías Titi, Grachi, Agustina o Aleca, o quien sabe en Gral. Madariaga.
Lo cierto es que los años siguen pasando, y aquello que fue tan grande, ese campo donde aterrizaban aviones para los famosos remates se sigue achicando, hasta el punto que por momentos ya creíamos que entrábamos a una unidad no productiva.
En un país donde al productor no le es posible comprar más campo, en un país donde el campo es comprado mayormente por políticos y gremialistas, nosotros decidimos apostar a seguir en camino, con la hacienda que volvió a traer la vida al campo, en familia, transmitiendo valores y cuidando el medio ambiente para así quizás, algún día y en este caso Manolito, pueda sacarse una foto con algún/a nieto/a, en estas mismas tierras…
Les agradezco a todos ustedes por ser testigos de esto.» Pablo Etcheberry
Es una precisión puntual de la GESTIÓN DE LOS CONOCIMIENTOS, en detalles pequeños, que sumados en el futuro redundarán en grandes beneficios.
Excelente Marcelo. Saludos desde Colombia.
Excelente.
Felicitaciones.
Gracias por compartir la experiencia.
Cómo operan los pasos en que el cable se baja para dejar libre el paso vehicular.
» Boa tarde Pablo !!
Acompanho teus vídeos maravilhosos de aquí : Rosário do Sul, Rio Grande do Sul, sul do Brasil !! Um grande abraço !! «