En tiempos en donde cada vez las herramientas genéticas son más abundantes, los diferentes actores vinculados a los rodeos de cría en Uruguay debemos plantearnos si verdaderamente estamos haciendo avances en el mejoramiento genético en la cría. Si así fuera, estaríamos seguros que las vacas “modernas” transforman el pasto en terneros más eficientemente que lo que lo hacían los vientres cuatro o cinco décadas atrás, o que son más fértiles, más rústicas y resistentes a algunas enfermedades, que llegan antes a la pubertad o que son más longevas y de más fácil mantenimiento en el campo.
Lo cierto es que, si somos sinceros, no encontramos indicios que así sea. Más bien se puede encontrar evidencia que los cambios en el biotipo, en la composición y peso corporal de los animales generados en la cría a partir del inadecuado uso de las valiosas herramientas modernas de selección, pueden estar resultando contraproducentes en el logro de vientres funcionales y eficientes para nuestro ambiente. En escenarios en donde no solo importa lograr resultados satisfactorios en la transformación de pasto natural en terneros, sino hacerlo con tan bajos costos como sea posible y con una carga animal compatible con ingresos netos satisfactorios, las tendencias genéticas en las razas mayoritarias en cuanto a peso adulto, potencial de producción de leche y grasa de cobertura, pueden estar advirtiendo sobre una eventual pérdida de adaptación de las vacas a los ambientes restrictivos en los que las solemos corrientemente manejar en nuestros campos, con todas las consecuencias que eso implica.
Por ello, es necesario un cambio de paradigma en el tema de mejoramiento genético en la cría, una transformación en la forma de ver y de hacer las cosas, que haga foco en tener disponible y utilizar más mecanismos efectivos para mejorar los rasgos de verdadera importancia económica para los sistemas criadores.