El adecuado empotreramiento que nos permite tomar el control del pastoreo, nunca está completo sin una distribución inteligente de caminos, y los caminos nunca se comportarán tan bien como los que sigan la experiencia del dueño del campo, que sabe dónde entierra cuando llueve, cual es la mejor picada para atravesar un monte, y varios otros detalles que son fundamentales.
Pero por encima de todo esto, esta la opinión de la vaca
El hombre de campo sabe que el mejor camino es el que fue hecho por el casco de sus reses. Y por ese motivo es que antes de cualquier diagramación de potreros, debemos marcar sobre el mapa del proyecto los principales trayectos que realiza el ganado en su tránsito diario. A partir de ellos comienza el reparto de potreros, y no al revés.
Estos años de pastoreo racional me han enseñado que cuanto más alternativas de caminos, mejor, hasta el límite en el cual la cantidad de caminos empiece a comprometer el área de pastoreo. De cualquier manera, los caminos también son pastoreados, pero su pasto nunca va a tener la calidad que se logra potreros adentro.
Otro factor que nos ha facilitado la vida es que todos los corredores centrales de nuestro proyecto conducen hacia y terminan en el corral. Siempre que surge una vaca con una pequeña bichera, una vaca en celo, una sospecha de tristeza, o simplemente un manejo de rutina, como los baños, basta con abrir la portera del potrero y guiar al ganado hasta el corral, sin perros, sin gritos, sin correrías y sin otra alternativa para las reses que terminar en las mangas. El retorno a un nuevo potrero también se simplifica.
Esto es tan así, que nunca me olvido de mi hijo Fabrico, que con apenas 11 años y a pie, traía y devolvía a los potreros, solo y cantando sus músicas preferidas, lotes de 185 terneros.
El orden natural del diseño sería entonces:
– Sobre la imagen del campo a sistematizar, el dueño o campero más conocedor del área marca los caminos y picadas de mejor transitabilidad.
A partir de esto el proyectista tendrá libertad para diagramar potreros de acuerdo al área que le sobra entre caminos.
Deberá todavía recordar el diseñador que en ninguna hipótesis se accederá a un potrero pasando por dentro de otro, lo que lo obligará a establecer caminos secundarios, que deberán tener como norma básica el de no tener declives pronunciados (de preferencia planos) y podrán ser de un ancho menor, desde que las porteras también acompañen esa distancia, con la finalidad de que al abrir la portera, la misma sirva de cierre para el camino sin la necesidad de andar haciendo maniobras de cualquier otro tipo para que el ganado identifique la boca.
– Otra recomendación fantástica, pero que no siempre es posible, es la del corredor perimetral, o sea, toda la vuelta del proyecto rodeado por un camino. En los lugares en que lo tenemos, es notoria la facilidad que proporciona en el traslado. Si es posible, hágalo.
Las bifurcaciones deberán ser diseñadas con forma de triangulo equilátero, para que con una sola portera (con una manija o enganche en cada punta) se pueda direccionar el flujo del ganado. Las cruces de camino, con sus cuatro bocas, tendrán dos porteras iguales, ambas con una manija en cada punta. Para darnos las cuatro opciones al menor costo, clavamos los cuatro esquineros formando un cuadrado perfecto y pronto, dos porteras solucionan todo.
– El uso inteligente de los caminos posibilita preservar los que por motivos del clima o de declives inevitables se empiezan a erosionar, y si notamos que estamos deteriorando un camino y tenemos una alternativa, aunque un poco más larga, debemos usarla. Las lluvias no duran para siempre, y pronto estaremos utilizando nuevamente el camino más corto.
– El ancho ideal de los corredores dependerá de la cantidad máxima de reses con las que se llegue a trabajar en cada rotación. Si la explotación maneja lotes inferiores a 100 vacas, con ocho metros bastará. Ya si pensamos en más de cien, tenemos que hacerlos de diez metros. Este debería ser el límite máximo, para no comprometer área de pastoreo. Es aconsejable pensar en el “más allá”, pues si empezamos a empotrerar cerca del casco, en algún momento tendremos que pasar por adentro del sistema con ganados de potreros lejanos y que quizá sean numerosos y/o poco respetuosos de alambrados eléctricos.
– Existen sistemas de pastoreo que no utilizan corredores, si su campo es excesivamente “blando”, vale la pena informarse. Para estas partes blandas de campo, hemos ideado un camino “elástico”, que se basa en no tensionar las cuerdas de alambre, de tal manera que se pueda armar una “barriga” en la línea hacia la derecha o izquierda. Al desenterrar los pies de las varillas y estirar las dos lineas de alambre hacia la derecha, se arma un camino que conserva el ancho, aunque no sea recto. Al hacerlo hacia la izquierda, otro camino del mismo ancho. En épocas secas, reorientamos el camino hacia el centro, logrando un corredor más angosto, y aumentando el área de pastoreo de los dos potreros, derecha e izquierda. Esta práctica nos permite, además, correr las lineas hacia un costado para pasar la pastera.
– Este punto no hace parte del diseño, pero lo incluimos por un detalle sencillo, el agua. En nuestro caso, mantenemos los caminos comidos por caballos, pues el traslado de los animales de un potrero a otro se nos demoraba demasiado, ya que se ponían a seleccionar lo mejores pastos del camino, y no nos seguían con fluidez. El caballo pasta día y noche, mantiene “limpio” al corredor y bostea en todas partes, tornando al camino un lugar poco atrayente a una vaca. Pero para tenerlos en los corredores, en algún punto de ellos debe haber agua, no?