Uno de los pilares más importantes de este sistema, es tratar de recuperar y mantener la fertilidad física y química del suelo luego de la cosecha de los cultivos de verano (soja y maíz). Para lograr esto, se requiere la rotación del suelo con ciclos de pasturas de alfalfa con gramíneas bajo pastoreo directo con vacas de cría. Esto debe realizarse con una adecuada implantación en el stand de plantas y el buen manejo del pastoreo.
De esta manera, al implantar pasturas en excelentes suelos se logra una elevada producción forrajera (20.000 kg de Materia Seca/ha/año). Esta gran oferta de pasto permite una gran carga animal de 5 vacas/ha en primavera-verano, o sea durante el período de lactancia, y un adecuado servicio del rodeo de cría. A su vez, durante el período de vaca seca (otoño-invierno) se puede realizar un pastoreo de rastrojos de maíz y soja (1 vaca/ha) sin barbecho químico.
Oportunidades en torno al CBI
La Cría Bovina Intensiva se inició en el contexto de una agresiva agriculturización, que remite a la década del 80 y más fuertemente arraigada en la del 90, donde una soja llegaba a cotizar 600 u$s/t y el ternero de invernada 0,60 u$s/kg. Actualmente, los precios se hallan en 240 u$s por tonelada de soja y 2,50 u$s/kg del ternero. Por lo cual, esta coyuntura es óptima para la implementación de este sistema a campo ya que la relación de precios soja/ternero es de 96/1, si la comparamos con la de décadas anteriores que era de 1200/1.
Durante la década del 2000 al 2010, con ese bajo precio del ternero en un campo CBI, se llegaba a una rentabilidad equivalente a 3500 kg de soja o 9500 kg de maíz por hectárea. Esto fue posible sólo gracias a la elevada productividad ganadera y a los bajos costos relativos de este modelo intensivo (CBI). Con la relación de precios de hoy, para igualar la renta del CBI son necesarios niveles productivos no logrados hasta el momento: 8000 kg/ha de soja o 18000 kg/ha de maíz.
nota: datos INTA 20/11/16
La ganadería siempre es positiva
Pero no todo son negocios y números, conservar el medio ambiente también es un tema cada vez más tenido en cuenta en las producciones agropecuarias, donde se destaca el menor uso de fitosanitarios. Lo que se busca con este modelo es una producción más sustentable en el tiempo de granos y de carne, donde las vacas reciben rastrojos y los cultivos disponen de suelos más fértiles y mejor ambiente productivo. Por ello, además de diversificar las ventas a lo largo del año también se diversifica el riesgo, sobre todo con las actuales inclemencias climáticas.
Desde lo social, se emplea mayor mano de obra en producciones ganaderas. Por otra parte, además de aumentar la presencia en el campo se mantienen mejor todas las estructuras del sistema; en pocas palabras, con el CBI se vuelve a hablar de “campos vivos” porque hay vida humana, vida animal y vida vegetal durante todo el año en todo el campo.
Actualmente, en agricultura se utilizan los denominados “puentes verdes”, o cultivos de cobertura, con avenas u otros verdeos de invierno sobre rastrojos de maíz o soja. Al adoptarse esta técnica en CBI, se disponen rastrojos con avenas para pastoreo directo durante ese período. Por lo tanto, sobra forraje para las necesidades de vacas secas, entonces es posible la implementación de otros negocios como recrías de terneros propios o de compra, ampliando más la producción ganadera.
Elaborado por: Martin Carlos Correa Luna, Pedro Guglielmone